lunes, 9 de marzo de 2009

Una forma de humor



Esto lo comencé a escribir cuando murió el guionista Rafael Azcona.

Hay una forma de humor terapéutico, que trascienda las situaciones desgraciadas, logrando hacerlas más llevaderas. Es el humor que se da en los velatorios, como si el finado pudiera compartirlo. El denominado “humor negro”, compartido con los compañeros de fatigas. El no poder evitar sonreír ante los sinsabores ajenos por resultarnos familiares, el qué jodidos estamos, pero cómo nos reímos. Es un humor que suele venir acompañado sutilmente de otras emociones, como puedan ser la ternura, la solidaridad o la compasión. Es el humor de Rafael Azcona.

Una anécdota del actor Juan Luis Galiardo: “Me encontraba muy deprimido, no conseguía asimilar la muerte de mi hijo, el trabajo… ¡uf! Se lo conté a Azcona, y me contestó, ¡Vamos, hombre, contigo, Dostoyevski no tendría ni para cuatro páginas! Me ayudó a dejar de compadecerme a mi mismo y a aceptar y vivir la vida como venía…”

Esto me lo contó una amiga medio libanesa, un poco loca, un poco sabia, que hace tiempo que no sé de ella:

Hay una forma de humor que, a la larga, resulta perniciosa para la salud. Es el que rezuma sarcasmo, cinismo. Es fruto del descontento, de la frustración, de la envidia, de la desesperanza. Es cierto que puede provocar carcajadas, pero te va corroyendo por dentro.

Ayer leí que este tipo de humor también puede derivarse de un sentimiento de culpa.

1 comentario:

Javier Liébana Radó dijo...

Mi vida no dá ni para un parrafo de un cuento corto de Dostoyevski, solo dá para la letra de una canción:

VAMPIRESADAAAAAAAA! Vampiressa muheee ee eeeeer!