sábado, 12 de diciembre de 2009

Jello Biafra: la audacia de pregonar


Esta historia comienza hace veintisiete años. Entonces, la única música que podía permitirme escuchar era la emitida por radio. Y los vinilos que prestara algún colega. Así, un día cayeron en mis manos dos discos: el “Thriller”, de Michael Jackson y “Plastic Surgery Disasters”, de los Dead Kennedys. Ya estaba familiarizado con el material de Jacko, pero desconocía a los otros tipos, así que me dispuse expectante a ver qué ofrecían. Pinché el disco, y me volaron la cabeza. Así que me interesé por la banda (llegarían a cotas sólo alcanzadas por Sex Pistols, The Clash o Ramones) y, sobre todo, por su carismático vocalista, Jello Biafra, todo un personaje, un tipo provocador, convencido de sus ideas, dispuesto a liarla allá donde fuera. Pues, veintisiete años después, muere Michael, y tengo la oportunidad de encontrarme en un escenario a Biafra. En aquella época, si me hubieran preguntado, habría apostado por ver al rey del Pop y por el cadáver de Jello (con una bala en la cabeza, o con el cuerpo reventado por los excesos)

Jello Biafra se nos presentó con su actual banda, los tremendamente competentes The Guantanamo School of Medicine. De la misma, me apetece destacar a Billy Gould, quien fuera bajista de Faith no More, durante la década de los ochenta, hasta la primera mitad de los noventa. Que, por cierto, se ha reunido de nuevo este año, y por ello, aunque Gould participó en grabación de “The Audacity of Hype” (el último disco de Biafra), no le esperaba en esta gira. Una agradable sorpresa, que dice mucho de un músico que ha pasado de abrumar en Faith no More con innovadoras técnicas de interpretación, a limitarse a recorrer con entusiasmo el mástil, siguiendo las líneas de los acordes marcados, algo mucho más simple (¡es punk!), y seguro que no menos divertido…

Además de haber sabido cuidarse la voz, hay que congratularse de la buena forma de Jello. Le permite entregarse a la audiencia, con sus movimientos frenéticos y sus caricaturescas representaciones. Mi favorita, la que realiza durante la interpretación de “Electronic Plantation”, un tema del último disco, que trata sobre el estrés del trabajador medio… imitando a un administrativo que teclea agobiado ¡una máquina de escribir! Delicioso anacronismo. La banda marca un ritmo trepidante, nos volvemos locos bailando pogo (a algunos nos traquetea la osamenta, los años no pasas en balde…), una tía no para de tirarse a lo stage diving, mientras otro que también se sube al escenario, después de resistir ante los seguratas y parodiar a Biafra, no se atreve a lanzarse y se baja por donde ha venido. Los momentos álgidos llegan, lógicamente, cuando suenan los himnos de los Dead Kennedys, “California Über Alles” y “Holiday in Cambodia”. Entonces, toda la audiencia se ve arrastrada

Jello siempre ha sido un gran comunicador. Sus chascarrillos, algunos en castellano, siguen apuntando a las grandes corporaciones, al capitalismo, a la televisión y a la violación de los derechos humanos. Quizá pueda resultar demagogo, pero trata de ser coherente con su pensamiento. Podría estar ganando mucho dinero reuniéndose con los otros miembros de Dead Kennedys y firmando por una multinacional, pero prefiere trabajar para su pequeña discográfica, Alternative Tentacles, y los shows en pequeños locales, como el que nos ocupa. “Obama, la tortura nunca es buena”, repite varias veces, antes de retirarse prematuramente a los camerinos. Aunque nos compensaría con dos bises, lo más negativo que puedo decir es que supo a poco.