jueves, 12 de junio de 2008

Democracia en Venezuela

No es Carmen Chacón, es Chávez
Releyendo el análisis sobre Obama, efectuado hace más de un mes, me sorprende agradablemente que siga teniendo la misma vigencia. Clinton ha resistido hasta más allá del límite, aduciendo la necesidad de que los demócratas se aseguren una candidatura, por si a la de Obama le sucedía “algo”. La posibilidad de incorporarse como vicepresidenta está descartada (para el cargo suena con fuerza John Edwards, aspirante a candidato en 2004 con un discurso casi socialista) Y el líder ruso, Medvedev, acusa a EE.UU. de promover la actual crisis económica esgrimiendo argumentos similares a los de Ramonet. Todo ello me anima a retomar la charla ofrecida en el Club Diario de Mallorca.

Ramonet y Chao acababan de regresar de una intensa y prolongada estancia en Venezuela. A mí, personalmente, no me resulta nada simpática la figura populista y bravucona que suele ofrecer el presidente Chávez, pero me merece credibilidad lo que nos expusieron en el Club los reputados analistas, cuyo discurso rotó sobre el hecho incuestionable de que el gobierno de Venezuela se rige bajo un sistema democrático, y denunció una campaña de desprestigio sobre el correcto funcionamiento del mismo.

Para comenzar, cualquier decisión de la administración venezolana es imputada a un dictado promulgado por Chávez. Resulta contradictorio que el único presidente del mundo que se ha sometido a un referéndum revocatorio de sus funciones, sea tachado de dictatorial. Chávez gana elecciones pese a que no controla los medios de comunicación. Los grandes periódicos y emisoras de radio y televisión son abiertamente hostiles a Chávez. El sindicato más importante del país no es favorable a Chávez.

Ramonet percibe intereses para evitar una legislación favorable hacia el enorme sector (entorno al 70%) de la población que vive en la pobreza, pese a ser Venezuela un gran productor de petróleo. Se estima que la riqueza expoliada por una minoría equivale a treinta planes Marshall. Si uno bastó para reconstruir la Europa de la post-guerra, podemos hacernos una idea del desmesurado enriquecimiento de ese 15-20% de venezolanos.

Chávez es la expresión de la mayoría de ciudadanos sin derecho a voto que vivían en una especia de “democracia censada” (dada su pobreza, carecían hasta de documentos de identificación) Las reformas iniciadas por su gobierno han buscado una mayor justicia social, logrando un gran descenso del analfabetismo y un muy estimable desarrollo en industrias y equipamientos. Paradójicamente, uno de sus principales opositores es la socialdemocracia, debido a la influencia ejercida por el ex presidente Carlos Andrés Pérez. La imagen de dictador de Chávez responde a una campaña infundada que respalda a intereses norteamericanos. Desde Allende, no se veía un fenómeno similar en Latinoamérica, y provoca sonrojo conocer que, durante el golpe de estado contra Chávez, el único embajador enviado a reconocer el efímero nuevo gobierno fue el español (durante la última legislatura de Aznar)

¿Cuál es, según Ramonet, la gran aportación de Chávez? Frente a la tesis del subcomandante Marcos, según la cual “en el marco de la globalización, es inútil conquistar democráticamente el poder, porque la energía se agota en el esfuerzo y el poder alcanzado es vacío, al residir en los grandes centros financieros-empresariales”, el líder bolivariano ha demostrado que obtener el poder sigue siendo útil, en la medida en que se utiliza para insuflarlo al movimiento social, en lugar del tradicional movimiento político. Lo ha conseguido gobernando sin partido, en democracia y con economía de mercado. También debe reconocerse la labor del Foro Social Mundial, que ha contribuido a poner en contacto diversos movimientos, que se han beneficiado del intercambio de información.

Ramonet apostó por Fernando Lugo días antes de que las elecciones le condujeran al gobierno de Paraguay. Lugo, antiguo obispo, es otro representante de este nuevo movimiento emergente (como lo son también Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, y como se esperaba que hubiera sido Lula en Brasil, si bien sigue siendo una elección preferible). Para el politólogo, es lo más interesante que está aconteciendo en el mundo, desde la óptica de la izquierda progresista, y que si bien en Europa no está teniendo excesivo calado (aunque puedan importarse algunos conceptos, como el de la democracia participativa, presentado por la izquierda francesa), en África lo observan como la posibilidad de devolver la soberanía económica al continente, superando por fin los efectos de la fragmentación colonial.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, a mí Ramonet no me inspira mucha más confianza que otros "periodistas ong" que circulan por ahí. Acepto que es muy probable que la información que llega aquí sobre Chávez esté manipulada, seccionada, desvirtuada, etc. pero precisamente eso no hace que confíe en que la información de Ramonet sea enteramente fiable. Me explico, para mí las informaciones publicadas en Le Monde Diplomatic son tan tendenciosas como las de cualquier otro medio de comunicación, sobre todo cuando se tiende a observar el mundo desde el estado del bienestar occidental. El paternalismo hacia el buen americano (o hacia el buen africano, etc.)Entre otras cosas, porque la omisión de determinadas noticias y opiniones también hace que la percepción de la realidad se desvirtúe. A mí, que nadide podrá decir que tienda hacia pensamientos conservadores (más bien todo lo contrario) me han acabado cansando las continuas justificaciones de determinados hechos en pro del socialismo o del progresismo en general. Me acuerdo, por ejemplo, del propio Ramonet, pero también de la también reputada escritora Belén Gopegui, justificando por activa y por pasiva los presos políticos cubanos en aras del avance de la revolución.

Uno, quiera o no quiera, acaba convirtiéndose en un descreído. Miras las democracias occidentales, dándoselas de ejemplares. Parece que digan: como os hemos dado la posibilidad de votar el Tratado de Niza y habéis votado mal, os colamos el Tratado de Lisboa pasándolo directa e únicamente por los parlamentos nacionales (salvo Irlanda) Parece que digan: si al votar no sabéis elegir, no votaréis y listo...

Vaya, parece que hoy no sea mi mejor día, eh?

Alfredo J. Liebana Rado dijo...

Hola, Dan, qué bueno verte por aquí, muchas gracias por visitarme. He estado meditando mucho sobre tu comentario, y la única conclusión a la que he llegado es que, para poder tener una opinión de primera mano, tendría que viajar y observarlo por mí mismo. Sin embargo, tampoco valdría de mucho, pues me sería imposible garantizar objetividad.

Me parece interesante conocer los argumentos de los chavistas, porque lo de los críticos ya están disponibles de forma fácil y amplia. En el último referéndum por la modificación de la Constitución venezolana, días antes daban por hecho que, o abría pucherazo, o Chaves no admitiría la victoria del “no”. Por ejemplo, así coincidían todos los tertulianos en “Els Matins” de Josep Cunill en TV3. Y luego resultó que se aplicó el resultado de las urnas. ¿Que Chaves se lo tomó con muy poca deportividad, por decirlo sutilmente? Sí, pero lo importante es que la democracia funcionó.

Respeto a Ramonet, como respeto a Zarzalejos, el ex director de ABC, que se autodefinía como “conservador, liberal, católico y monárquico”, y desde su prisma, buscaba la veracidad. Como a ti, me duelen, ciertas manifestaciones que pretenden justificar lo injustificable. Sin embargo, y enlazando con lo que cuentas sobre el Tratado de Lisboa, Ramonet ha sido el principal inspirador y mentor de la asociación ATTAC, una de las más activistas en difundir los perjuicios del Tratado, con argumentos sobre lo mismo que explicas.

Ya sabemos el resultado de Irlanda, y los parlamentos europeos están trabajando en cómo volvérnoslo a colar. Pero es que, contagiándome de tu ánimo descreído, cuando vemos que en España nos subimos al carro europeísta y votamos una Constitución sin tener ni puta idea de qué aprobábamos… qué podemos esperar.

Javier Liébana Radó dijo...

Coincido.